martes, 24 de enero de 2012

Palabras, expresiones y pronunciaciones rurales

Una de las muchas peculiaridades que caracterizan a las zonas rurales son sus palabras y expresiones. Tanto es así que existen miles de vocablos, frases hechas o dichos que, junto con la pronunciación o la manera de expresarlas, hacen único a cada pueblo y hay que sentirse orgulloso de ello, aunque, en más de una ocasión hemos podido vernos en situaciones embarazosas al encontrarnos fuera de nuestra zona, casi siempre en ciudades o fuera de Andalucía,  y al pronunciar una de esas palabras o expresiones, sentirse observado, en plan burlesco, por algún sector de la gente, llamémosle, urbana. Incluso escuchar como se menosprecia a lo rural, de manera despectiva, con la típica frase “cateto de pueblo”. Aunque sería injusto si no reconociera que también tengo amigos de ciudad a los que les gusta nuestro vocabulario o les resulta simpático, pero sin ningún ánimo de ironía, mofa u ofensa.

Ante este tipo de situaciones que comentaba, mi indignación y, por qué no decirlo, mi orgullo me llevó a buscar una respuesta que dar para defender el lenguaje que proviene de mis antepasados, que usa mi gente y que define a mi tierra. He buscado multitud de palabras en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) y me encontré con la grata sorpresa de localizar muchas de ellas, aunque otras no aparecen tal y como las utilizamos o no tienen el significado exacto que nosotros les damos. Aun así, busqué similitudes mediante transformaciones más o menos lógicas de la fonética, la morfología o el significado y fui encontrando el origen de otras de esas palabras. Todavía quedan vocablos que no he sido capaz de descifrar en términos del lenguaje castellano, pero después de dos años de búsqueda, estudio, consultas a personas más preparadas que yo en estos temas… creo firmemente que no existen palabras completamente inventadas en la forma de expresarse de alguna región en concreto, aunque tendré que seguir investigando. Y todo ello es una buena noticia porque se demuestra que las palabras y expresiones que se usan en las zonas alejadas del mundanal ruido de las grandes urbes pertenecen a un lenguaje de uso correcto que, aunque en ocasiones entra en vulgarismos, otras veces lo que utiliza son arcaísmos o incluso está cercano a un lenguaje culto.

Para mostrar una prueba del humilde trabajo que estoy realizando he escogido algunas palabras representativas de nuestro pueblo y sus alrededores, que también se usarán, con toda seguridad, en otros lugares, incluso recónditos (de hecho hemos heredado palabras de Extremadura, por ser colindante; de las dos Castillas, en particular de Salamanca, de Aragón y otros lugares de del centro de la península, quizá de las épocas de trashumancia; de Cataluña y País Vasco, posiblemente porque las trajeron los emigrantes de nuestra tierra a esos lugares...) Todas ellas aparecen en el DRAE y estoy convencido de que resultarán familiares a aquellos que allí habitamos o lo frecuentamos.

Muchas de esas palabras se escriben tal y como las decimos salvo, quizás, por algunas características de nuestra pronunciación (cambio de l por r, aspiración de la h y la s, pérdida de la d final y otras):

La palabra alcancía es la que usamos para referirnos a una hucha, proviene del árabe y se traduce como algo que encierra un tesoro. Realmente, las que yo usé de pequeño lo contenían porque ese dinero que juntaba durante el año me ofrecía la posibilidad de disfrutar en la feria del pueblo. En vez de fregar el suelo, lo aljofifamos. En mi pueblo no afilamos hachas, cuchillos o navajas lo que hacemos es amolarlas; no solemos fabricar o construir un mango para un hacha, sino que echamos un astil; llamamos borra a los asientos o poses del aceite; ponemos la compuerta delante del umbral cuando llueve para que no entre el agua; metemos la pata hasta el corvejón, como haría un caballo en el fango ya que el corvejón es la articulación correspondiente a la rodilla de los cuadrúpedos; a veces necesitamos un cucharón para enterarnos, siendo esta palabra sinónimo de cuchareta, persona entrometida; hemos usado dediles hechos de bellotas o de cartuchos para los dedos en la recogida de la aceituna; más que endosar algo a alguien, se lo endilgamos; o nos entra una galbana con el calor del resistidero; llamamos garrucha a las poleas; llamamos golimbro a una persona aficionada a comer golosinas; nos vamos de jira, con “j”, al campo; no nos gustan las botas de agua, preferimos las katiuskas, palabra de origen ruso, por cierto; en vez de dar un salto damos un pingo; las borracheras las nombramos con una palabra que proviene del vasco, sagardúa, que significa sidra; nos gusta pescar con trasmallo o a uñate; y el agua que abastece al pueblo nace en un venero.

Otras palabras tienen varias formas de escribirse y, aunque el uso más extendido es otro, la forma en que la usamos también es correcta, según la RAE:

Para referirnos a un escorpión empleamos la palabra arraclán en vez de alacrán; cuando una comida tiene salsa solemos arrebañar en vez de rebañar; a la cúpula que une la bellota con la encina, alcornoque, quejigo o roble le damos el nombre de cascabullo en vez de cascabillo; en todas las casas hubo sillas de enea en vez de anea; al espino o majuelo lo conocemos como escambrón en vez de cambrón; y cuando tenemos un aspecto desaliñado, en lo que a vestimenta se refiere, estamos hechos un harambel, pronunciado con nuestra h aspirada, en vez de un arambel.

También existen palabras que provienen de los arcaísmos que se han conservado en un entorno rural o que han pasado a formar parte de los vulgarismos, aunque solo se debe a deformaciones, posiblemente ocasionadas por las pronunciaciones que se le han dado en el ámbito local, comarcal o incluso a un nivel mayor:

Nuestras “embercas” son en realidad albercas, “añugarse” es nuestro sinónimo para atragantarse, aunque se escribe añusgarse, usamos un “esperón” para amolar un hacha o cuchillo, que realmente es un aumentativo de la palabra áspero, asperón, un pájaro de nombre muy común es la “cucujá” cuyo nombre es cogujada, nos hemos “arrengao” al subir “en cuestas” a alguien,  pero lo que nos estaba ocurriendo era que estábamos derrengados por haberlo subido a cuestas, no es cierto que “chuponemos” olivos, lo que hacemos es deschuponarlos, al igual que no “sollamos” una liebre, la desollamos, necesitamos un ”dornillo” para el gazpacho o el salmorejo hecho a maja, aunque esa palabra, diminutivo de duerno, es en realidad un duernillo,  comemos “jeringos” con chocolate, en vez de tejeringos, y te decimos que eres “teco” si eres zurdo o zueco.

En muchas ocasiones puedes encontrarte en una situación en la que te sientas observado por tus palabras y expresiones, pero jamás debes sentirte avergonzado de decir las palabras que dices ni de hablar de la forma que hablas. El vocabulario usado suele ser más correcto y culto de lo que, incluso nosotros mismos podríamos sospechar. Y es cierto que la pronunciación de muchas palabras que usamos es algo distinta a la de otros lugares más "refinados", pero eso también es cultura viva de un rinconcito del mundo muy especial para mí y no deseo que se pierda ni permito que lo desprecien.

PD: Elaborar un diccionario con este tipo de palabras es un trabajo muy costoso para una persona como yo, que soy de Ciencias, pero es apasionante. A día de hoy tendré más de 300 palabras, unas más autóctonas y otras más extendidas, pero todas de uso habitual de mi pueblo. Me siento muy identificado con mi pueblo y con Andalucía en general y estoy dispuesto a seguir con esta tarea, y para ello me sería muy útil que toda persona que recuerde palabras que puedan contribuir a mejorar  este trabajo me las facilitara. Gracias, de antemano.

PostPD: Me gustaría agradecer a mi compañero de trabajo y amigo Carlos Tomás Mora López, profesor de Lengua y Literatura, su colaboración desinteresada y su disponibilidad y paciencia para responder a cuantas preguntas le formulo al cabo del día. Sin esa ayuda, tanto por los detalles técnicos como por  animarme a seguir en este tipo de trabajos, el artículo no sería tan completo ni estaría tan fundamentado.

4 comentarios:

  1. Muy bueno Alfredo, muy interesante conocer ese gran vocabulario navero. Ánimo con el blog!!

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    1. Hola AthlonM, no sé quién eres, no reconozco ese Nick, pero aun así, muchas gracias. Las Navas es un mundo aparte (cada pueblo lo será) donde el vocabulario, sus lugares, sus gentes, sus historias... son muy especiales y, a veces, únicas. Muchos de los artículos que publique llevarán algo de mi pueblo. Si eres de aquí, enhorabuena y si no lo eres, estás invitado a conocerlo. Un saludo y muchas gracias de nuevo.

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  2. Muy interesante el artículo. Por si te interesa, en un pueblo cercano al tuyo, en La Puebla de los Infantes, surgió una iniciativa, hace algo más de un año, para recopilar todos esos términos a los que tú te refieres. El grupo sigue activo en facebook y se puede consultar el palabrario que ya recoge más de 500 palabras, con sus significados, usos y, en algunos casos, la etimología. También se hace un programa en la radio local en el que las personas mayores comentan estos términos, en muchos casos, olvidados.
    Te dejos los enlaces.
    https://www.facebook.com/groups/120229001339254/412999515395533/?notif_t=group_activity
    http://ondapueblafm.blogspot.com.es/p/radio-en-directo.html
    http://angelagutierrezjimenez.wordpress.com/
    Un saludo.

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    1. Muchas gracias, Ángela. Sí me interesa el trabajo que estáis realizando y además, guardo muy buena relación con tu pueblo, tengo grandes amigos y amigas allí y desde hace cuatro años trabajo de profesor en el IES Celti de La Puebla. Por cierto, ya me ha agregado a vuestro grupo el paisano Antonio Gutiérrez Abril, un gran amigo al que conozco desde que estudiábamos juntos en el instituto de Constantina.
      Un saludo y estaré pendiente de vuestros avances.

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