martes, 3 de enero de 2012

Plazoleta Vs Cañada del Serrano

Esta es una de esas rivalidades entre barrios de un mismo pueblo que se echa de menos en Las Navas. Mi intención no es la de crear una polémica, todo lo contrario, es recordar con añoranza un hecho que viví en mi infancia y se está perdiendo, si no lo ha hecho ya.


La Cañada del Serrano, por pronunciación andaluza, La “Cañá”, es la zona más antigua del pueblo y toma su nombre de dos aspectos que la caracterizan: por estar situado en una cañada (un tipo de vía pecuaria) y por una de las calles que la componen, la calle Serrano. Está situada en la zona baja del pueblo.
La Plazoleta  es el nombre con el que nos referimos en el pueblo para nombrar La Plaza de la Constitución y, por alusión, sus alrededores, y como monumento, es una construcción más moderna, que hasta mediados del S.XX se conocía como “El Jardín”, pero está situada en otra de las zonas históricas del pueblo, cerca del Cerro de la Nica (¿o Anica?), hoy Plaza del Callao. Ocupa la parte alta del pueblo.
Estas dos zonas estarían delimitadas imaginariamente “de la plaza para arriba” y “de la plaza para abajo”, en referencia a la Plaza de España, que es la plaza principal del pueblo.
En otras épocas, por datos que he escuchado y que tienen su lógica, se separaban en más zonas: La Pileta, El Castillo, La Plazoleta y La “Cañá”, pero para la época a la que me refiero, principalmente se separaba en las dos últimas.

Esa rivalidad es más que una simple anécdota para mí y para mis coetáneos porque se han librado mil batallas entre ambos bandos, la mayoría deportivas, aunque algún peñascazo nos hemos llevado más de una en alguna ocasión… pero era un pique sano, créanme. Recuerdo ir de pequeño al polideportivo para ver los partidos de fútbol o futbito (fútbol-sala para otros, pero yo no recuerdo en mi niñez ninguna sala para jugar al futbito) donde se enfrentaban “La Plazoleta” contra “La Cañá del Serrano” y que eran todo un acontecimiento, con sus equipaciones, unas rojas y otras verdes, con chavales que jugaban de maravilla y discutíamos sobre quien era mejor, cada uno defendiendo a los de su barrio, evidentemente… y esos dos porterazos (siempre me fijé en esa demarcación, mi ídolo era Arconada por aquellos entonces), Evaristo en la Plazoleta y Amador en la “Cañá”, a cual de los dos más loco, de hecho, ese es el mote que conservan ambos (lo digo con todo el cariño). Después de aquello, uno se hace “mayor”  y cuando cumple los 12 años tiene la oportunidad de mantener esa rivalidad y lo hace con orgullo. Esperas que llegue cada sábado para jugar ese partidillo en el que te va la vida en ello hasta el punto de amargarte el fin de semana una derrota o alegrarte la semana entera comentando con tus amigos (los de tu equipo, porque los del otro equipo también los son, solo rivales en la cancha) el partidazo que hicisteis para ganar. Hablando de canchas, recuerdo que cualquier llano semirectangular era para nosotros un estadio en potencia para echar el rato: el polideportivo era ideal, si era posible, si estaban los mayores tenías que buscarte las habichuelas por otra parte. La “Cañá Grande”, “La Placita”… poníamos dos piedras en cada lado a modo de portería, nos imaginábamos las líneas, nuestras medidas eran los pasos… lo que fuera, nuestro propósito era jugar, jugar y jugar. Con lluvia, viento, sol… daba igual. Recuerdo en especial una derrota y una victoria. La derrota fue jugando a fútbol 7, lloviendo, sobre hierba y al final ellos tirándose y deslizándose sobre la hierba mojada para festejarlo. Nosotros de impotencia y rabia solo decíamos “a ver si rompen las camisetas”, una equipación verde que habían comprado. La victoria es un caso singular. Al partido nos presentamos únicamente un amigo, Alejandro (Gabino) y yo. Era rarísimo que los demás no hubiesen venido (aunque varios de ellos eran hermanos y su padre buscaba piedras para colocar en las fachadas, quizá ese día todos debieran ir a ayudarle). Pero el partido había que jugarlo, era una liga que teníamos y decidimos jugarlo a una tanda de penaltis. El resultado, 4-1 para la Plazoleta. Acabó la liga, cada jugador del equipo perdedor debía dar 20 duros (60 céntimos de euro hoy día) a un jugador del equipo ganador… Fue una época muy emocionante y ha marcado mi vida y seguro que la de todos los que participaron en ello.

Después de aquello se fundó la Escuela de Fútbol, se empezaron a hacer campeonatos de futbito (el de feria y la maratón de las 24 horas) y esa rivalidad “Plazo-Cañá” se fue olvidando para los más jóvenes y fue quedando en el recuerdo de los que la vivimos en primera persona. No culpo a la Escuela de Fútbol ni a esos campeonatos de nada porque en ellos también disfruté en equipos donde nos mezclábamos gente de ambos bandos en los equipos locales, incluso de distintos equipos para ir a otros pueblos a jugar campeonatos. Pero era otra forma de jugar, otros sentimientos, otras metas.

Yo siempre viví en “la Plazoleta” hasta que me casé y me mudé al barrio contrario, en el que vivo muy a gusto. Mi mujer es de allí y mis hijos, con toda seguridad, crecerán en “La Cañá” y me gustaría tener la oportunidad de contarles la rivalidad histórica que yo conocí, que me hizo crecer con una visión personal de lo que representaban esas dos zonas del pueblo. La inocencia de aquella rivalidad que presencié y de la que formé parte en mi niñez y juventud siempre quedará en un lugar muy especial de mis sentimientos… y me haría ilusión ir algún día a ver un partido que enfrente a esos dos barrios míticos de mi pueblo, a ser posible con algún hijo mío siendo de la partida. Entonces, y aunque solo por esa vez, y sin que sirva de precedente, quizá me alegre más de que el vencedor sea… no me sale, no soy capaz de decirlo, bueno un empate estaría bien. ¡Por los viejos tiempos!

4 comentarios:

  1. Joder Alfredo que grande!!! y las porterias se hacian con 2 chaquetas de chandal, jaja y ¿¿ hasta donde llegaba la porteria de alta??? eso lo decidia el destino!!! Por mi "pitera" en la cabeza y por la nostalgia VIVA LA PLAZOLETA!!!
    (((creando tensión ya .. )))

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  2. Jajajajajajaja!!! no has sido capaz de decirlo finalmente!!! ainnsss...esos recuerdos de niñez..me ha encantado :)

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  3. Es verdad, las chaquetas las hacías lo más redondas posibles y cuando la pelota daba en ellas la intentabas poner un poquito más cerca de la otra, jajajaja. Un poco de fullería.

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  4. prima, es que he sido toda mi vida de la Plazoleta, y esa rivalidad es como un Sevilla-Betis, un Barça-Madrid o más

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