Escuchando la radio, aparece una noticia sobre un niño que se ha
sometido a una operación a vida o muerte y en ella, llegó a estar en un estado
muy crítico. Cuando despertó, éste contó cosas que había visto, algo así como
que había estado en el cielo y conoció a su hermana. De esa hermana nunca antes
supo nada, pero existió, su madre abortó antes de que él naciera, pero nunca le
habían dicho nada al muchacho. También comenta que conoce otras cosas que antes
no conocía.
Salió también a relucir el concepto de dimensión paralela, es decir, la hipótesis de que convivimos en distintos planos del espacio-tiempo, pero sin tratar el paralelismo como un ente matemático en todos los casos, ya que puede que en algunas ocasiones, esas distintas dimensiones coincidan en espacio, tiempo o ambos.
Nada de lo que ha descubierto el
hombre es perfecto, todo lo descubierto pertenece a lo terrenal. El lenguaje y
la música son otros ejemplos de similar calibre. El sistema de símbolos que
utilizamos para expresar por escrito nuestro lenguaje no es suficiente, ya que
existen ruidos guturales que no los podemos expresar, existen expresiones
gestuales que pueden no considerarse dentro del lenguaje no verbal porque den
lugar a confusión o incluso para definir las palabras nos basamos en otras, de
modo que si siguiésemos una cadena de definiciones comenzando en alguna palabra
llegaríamos a un bucle de definiciones iterativo donde las palabras definidas
son utilizadas para definir a otras; las notas musicales existen en la teoría,
pero en la práctica no son tales, un oído muy fino, si pudiera existir, podría
notar la variación de una trillonésima de Hertzio, luego, no sería perfecto en
la práctica, aunque en el papel lo pareciese.
El libro “El retorno de los brujos” de Louis Pauwels y Jacques
Bergier te introduce de manera apasionante en el mundo de los fenómenos
paranormales, hechos reales que hacen que no salgas del asombro, casos
increíbles de mentes sobrenaturales, basten como ejemplos ilustrativos estos
tres que podemos encontrar en el siguiente enlace:
Al terminar de dar la noticia, los contertulios comenzaron a
hablar de casos de este tipo, de creencias en otras dimensiones, y no lo hacían
en tono jocoso, lo hacían de manera respetuosa y seria. Nada de casas
encantadas, nada de espíritus que se aparecen con ánimo de fastidiar, sino de
casos que ocurren (del estilo de los tres del enlace) y no le encontramos
explicación alguna.
Salió también a relucir el concepto de dimensión paralela, es decir, la hipótesis de que convivimos en distintos planos del espacio-tiempo, pero sin tratar el paralelismo como un ente matemático en todos los casos, ya que puede que en algunas ocasiones, esas distintas dimensiones coincidan en espacio, tiempo o ambos.
A todos nos ha ocurrido alguna vez un hecho que se resume en la
frase que pronunciamos en ese momento de incredulidad: ¡esto me ha pasado antes!
Sucesos que ocurren y que creemos haberlos vivido en el pasado, una segunda
vez. No hablo de situaciones parecidas, que al ocurrir sabemos perfectamente
que ambas han sido reales y tienen un parecido asombroso, me refiero a la misma
situación en dos momentos distintos.
A mí particularmente me ha ocurrido en varias ocasiones, pero creo que se debe a que en nuestros
sueños se ha producido alguna situación aproximada o que en nuestro
subconsciente tenemos muchas situaciones similares o muchos detalles en común
con esta nueva situación que son asociados a ella por nuestra mente y llega a
parecernos que ya ha ocurrido.
Con esta suposición me aventuro a dar mi humilde opinión de estos
sucesos, sin ser psicólogo, ni científico experto en el tema, ni neurólogo, ni
filósofo… aunque mi sentido común siempre me hace pensar en una explicación
científica o con base racional.
Todo ello es, a día de hoy, inexplicable para el ser humano. Pero,
igual que en la medicina, no conocer explicación o cura a determinada
enfermedad, no implica que no la tenga. Como bien dijo el gran matemático
francés Henry Poincaré sobre las leyes de lo que consideramos causas del destino:
“el azar es la medida de nuestra ignorancia”.
Un trueno en una tormenta, precedido de un relámpago, para algún
prehistórico hombre de Cromagnon, pudiera ser una señal divina o un presagio de
algún acontecimiento. Hoy día se comprende como un fenómeno meteorológico
causado por el calentamiento instantáneo que produce el rayo en el aire, como
un crepitar a gran escala.
Hace más de siglo y medio la teoría del creacionismo era tomada
como legítima hasta que se desarrolló la teoría del evolucionismo, con Jean
Baptiste Lamarck, Gregor Mendel y sobre todo Charles Darwin. Teorías que
evolucionan aún hoy día, que datan el origen de la vida hace unos 4000 millones
de años, frente a los poco más de 4000 años que deja entrever La Biblia como
fecha de La Creación de La Tierra. Los restos fósiles son otra muestra de que
hay seres extintos y evolución de las
especies.
Y muchísimos más ejemplos que se podrían comentar de cómo hechos
que en otras épocas eran indiscutibles, hoy día son mitos o leyendas.
Todo suceso lógico para nosotros ha podido ser paranormal en algún
momento pasado, por eso cabe pensar que los fenómenos que no conocemos hoy,
puede que mañana sean descifrados, la Ciencia ya ha desmontado muchos mitos a
lo largo de la Historia.
Aunque hay algo de metafísico en todos estos asuntos… nada de lo que el hombre ha estudiado en relación al medio que lo rodea se sabe a ciencia cierta, todo es experimental, funciona, nos sirve y lo creemos. La matemática es el único descubrimiento (no puedo considerarlo invento porque no surgió de la nada, sino de la interacción del hombre con su entorno y de la necesidad de progresar) del ser humano que es exacto, pero vive en el mundo de las ideas, no existen en el mundo físico los objetos matemáticos, simplemente lo modelan. Y además, la matemática precisa de unos axiomas que se toman como válidos, como verdades supremas exentas de demostración, lo cual, si se refutara alguna de ellas desmotaría la base en que se construyeron sus cimientos, seguiría siendo una ciencia exacta, pero en otro mundo distinto al que habita, como ocurriese con el V Postulado, axioma controvertido propuesto por Euclides que, 2000 años después, pudo ser negado de forma razonable a través de Nikolai Lobachevsky y Bernhard Riemann dando lugar a geometrías alternativas, la hiperbólica y la elíptica. Por cierto, un hecho de estas geometrías es que en ellas la distancia entre dos entes paralelos no tiene porqué ser constante, incluso pueden llegar a cortarse.
Pero además, la matemática tiene un lunar que la hace imperfecta, ya que existen enunciados que no se pueden demostrar ni refutar. No digo que no seamos capaces, sino que está demostrado que son indemostrables. Aunque también está probado que no existen paradojas matemáticas, de ahí que sí podamos decir que son exactas (consistentes es la palabra correcta), pero no son completas. La matemática es espectacular, pero no es perfecta.
Nada de lo que ha descubierto el
hombre es perfecto, todo lo descubierto pertenece a lo terrenal. El lenguaje y
la música son otros ejemplos de similar calibre. El sistema de símbolos que
utilizamos para expresar por escrito nuestro lenguaje no es suficiente, ya que
existen ruidos guturales que no los podemos expresar, existen expresiones
gestuales que pueden no considerarse dentro del lenguaje no verbal porque den
lugar a confusión o incluso para definir las palabras nos basamos en otras, de
modo que si siguiésemos una cadena de definiciones comenzando en alguna palabra
llegaríamos a un bucle de definiciones iterativo donde las palabras definidas
son utilizadas para definir a otras; las notas musicales existen en la teoría,
pero en la práctica no son tales, un oído muy fino, si pudiera existir, podría
notar la variación de una trillonésima de Hertzio, luego, no sería perfecto en
la práctica, aunque en el papel lo pareciese.
Todo lo descubierto por el ser humano que haya sido llevado a la práctica
no es más que un conjunto de sistemas que funcionan empíricamente, que sirven
para cubrir nuestras necesidades, para mejorar nuestra calidad de vida y para
que continúe el progreso, pero nada de lo que pueda ser llevado a la práctica
puede ser perfecto, ni incluso las ideas sobre ello podrían considerarse
sobrenaturales, aunque lo parecieran.
Creo firmemente que la religión, y en particular la creencia en un
ser divino y omnipresente, proviene de tiempos inmemoriales, que surge con el
ser humano, a la par, debido a que la
inquietud del hombre por conocer todo cuanto percibe, le ha hecho escudarse en
un ser sobrenatural para dar explicación a las leyes de la naturaleza que no
podía descifrar. El humano actual puede tener el mismo pánico o más ante un rayo que el hombre prehistórico, pero jamás achacaría este fenómeno a un castigo del cielo, sería más por temor a ser alcanzado, aunque aún existen tribus aborígenes que tienen ese tipo de creencias porque al estar aisladas de las civilizaciones más avanzadas han permanecido ancladas en su cultura ancestral. Pero las religiones también evolucionan con el paso del tiempo, se perfeccionan gracias a las civilizaciones y por un carácter meramente antropocentrista, imaginan a sus dioses con la imagen de seres humanos perfectos, no ya en el sentido físico, más bien en los caracteres que lo definen, bien podrían ser la bondad, la misericordia, la fuerza, la inteligencia, el poder y la verdad absoluta... En este aspecto escribió Friedrich Nietzsche que "el hombre, en su orgullo, creó a Dios a su imagen y semejanza".
Albert Einstein dijo que “el hombre encuentra a Dios detrás de
cada puerta que la Ciencia logra abrir”, y es cierto que siempre habrá
preguntas sin respuestas porque ese ánimo descubridor del ser humano siempre
encontrará un motivo para seguir avanzando, porque cada nuevo hombre o mujer
puede llegar a proponer nuevos retos, porque la naturaleza nos pone a prueba,
porque la evolución de las especies que atacan a nuestro sistema inmunológico
así lo requiere, entre ellas la evolución de los virus, si pueden considerarse
seres vivos (hay teorías que lo encuadran en el umbral entre lo vivo y lo
inerte por el hecho de que, aunque sí se reproducen, no se nutren, un requisito
para dotar de vida a un ser), pero a medida que avance el tiempo más
importancia se dará a lo racional y menos a lo irrazonable. También escribió Nietzsche sobre este hecho de manera drástica y dramática en una frase resumida: "... Dios ha muerto...". En otras épocas,
prácticamente la totalidad de las personas creían fervientemente en uno o
varios dioses que regían las leyes de los cielos, de los mares, de la tierra,
de las tinieblas…, hoy día siguen existiendo esas creencias, pero más como un
acto simbólico o tradicional y se atribuyen todas esas leyes a fenómenos de
carácter físico, químico, biológico, social… que responden a unos patrones que se
cumplen una y otra vez, algo que, por otra parte, tampoco deja de ser
asombroso. Sobre este hecho sublime escribió Galileo Galilei la frase "Hay ciencia estricta en este vasto libro que se haya abierto ante nosotros, me refiero al universo. Pero no puede ser leída hasta que hayamos aprendido el lenguaje en que está escrito. Está escrito en lenguaje matemático".
El cerebro, en lo que se refiere a la parte cognitiva, está más
relacionado con los procesos químicos que en él se generan que con la parte física
en sí, como pudiera ocurrir con el corazón u otro órgano del cuerpo. Esos
procesos varían de una persona a otra dotándonos de distintas personalidades,
inteligencias, respuestas ante los mismos estímulos, capacidades… Y este
carácter químico que induce a lo metacognitivo es el que dificulta su estudio
frente al funcionamiento físico de otros órganos del cuerpo. Es más complejo,
poco se conoce, pero no por ello debe considerarse algo fuera de lo normal o de
la razón.
Pero es verdad que a este conjunto de fenómenos que hoy día aún no
tienen explicación le damos cierta importancia, por la pasión innata del ser
humano a dar respuesta a todo lo que le rodea, y lo llamamos psicología en los
casos que se observa un trasfondo tangible, fenomenología paranormal cuando son
casos asombrosos sin explicación sustancial, aunque en otros casos se suaviza
el concepto llamándolo simplemente, religión o fe.
Nada de lo que ha descubierto el hombre es perfecto, todo pertenece
a lo terrenal. Y si algo fuera perfecto o celestial, lo más probable es que el
hombre nunca pueda descubrirlo, porque puede que se trate más de un hecho
inventado, no en el sentido práctico del invento como artefacto novedoso más o
menos útil, sino en el de considerarse un hecho falso y de pertenecer al mundo
de las ideas. Aun así, si solo fuese perteneciente al mundo de las ideas, tampoco tendría porqué calificarse
como perfecto, aunque lo pudiera parecer, ya que, a fin de cuentas, son ideas
producidas por un ser, el humano, que está compuesto de átomos y moléculas, que
son, en esencia, materiales.
Yo sigo creyendo en la Ciencia, quizás otra creencia más, u otra
religión, porque atrae a fieles que creen firmemente en su existencia, incluso tiene seguidores que hacen mal uso de ella, aunque sería una religión sin un dios todopoderoso, sin una financiación que cubra sus necesidades ni acorde a su potencial, sin
ánimo de lucros y grandezas. Quedaría más como una simple creencia terrenal, sin un carácter divino,
pero que, al menos intenta salvar vidas y curar enfermedades sin recurrir a seres
milagrosos, procura demostrar, por empirismo o por racionalismo, todo cuanto ocurre en su
nombre, y por encima de todo, nos une más de lo que no separa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario