domingo, 1 de abril de 2012

Calle de la Marcha Noche

En tiempos de la postguerra, los republicanos, los comunistas, los sindicalistas, los socialistas, anarquistas y, en definitiva, todo aquél que a favor del Frente Popular hubiese luchado, era perseguido por el régimen franquista y, según su grado de participación, recibía un castigo. Así está escrito y así ha llegado a mí por tradición oral de mi familia, que vivió en el bando contrario al dictador.

La calle (de la) Marcha Noche es una de las calles de mi pueblo por donde se llevaban hasta el cementerio a los “elegidos” para fusilarlos. El modus operandi era el siguiente: Llegaban a tu casa, llamaban a la puerta y, por la hora que era, ya empezabas a temerte lo peor. Te decían “te ha tocao”, te despedías y te llevaban.

Esta calle, conocida así desde aquella época, a día de hoy tiene ese nombre porque, en tiempos de la democracia se le otorgó de manera oficial, pero la otra calle que también llega hasta el cementerio y por donde se llevaban a otras personas, la calle (de) Los Muertos, también conocida como la calle (de) Los Mártires, no ostenta ninguno de esos nombres y no sé el porqué... bueno, sí lo sé, fue porque algunos vecinos de esa calle, afines al régimen, se opusieron y demostraron que todavía les quedaba algún poder. Pero, al menos lleva el nombre de Plácido Fernández Viagas, un juez que luchó contra el franquismo, y el cual fue suspendido de sus funciones en 1976 por participar en una manifestación a favor de la amnistía para los presos políticos.

Calles con historia, calles de regajos de sangre, roja sangre que fue derramada por hombres y mujeres pertenecientes a una masa social que luchó contra lo que consideraban una injusticia, por creer en la igualdad, en la libertad y que fueron obligados a soportar distinciones sociales, maltratos, abusos, hambruna y muerte.


He querido retratar una noche cualquiera, en una casa cualquiera, de un día cualquiera de aquella época en un poema, esta es mi percepción de ese instante, no he sabido transmitirlo mejor, pero ahí queda:

Tiempos de tempestad calamitosa
retumban en el silencio más sombrío:
muerte, vasallaje,  estrépito,
tiniebla,  persecución y olvido.

Llaman a la puerta, al ponerse el sol,
esos que se jactan de mirarlo al frente,
instantes de dolor, sollozo y llanto,
incrédulo, te despides para siempre.

Calle Marcha Noche alborotada,
hilera cabizbaja hacia el cementerio
y una pared de rojo salpicada
espera, impaciente, el cruel desencuentro.

Por otro camino de igual enjundia
confluyen desfiles de cuerpos yertos
sombras alargadas bajo los eucaliptos
trae, cerro arriba, la calle ‘Los Muertos’.

Historias lastimosas que hubo a un tiempo,
historias que en el tiempo se perdieron,
son historias de la calle Marcha Noche
por donde tantos marcharon y no volvieron.

1 comentario:

  1. Enhorabuena compañero (de ideas y trabajo). El articulo tiene mucho mérito y más todavía hacer un poema así siendo matemático. Tenemos (todos) la obligación de rescatar historias tan injustas y graves que forman parte del pasado más reciente de nuestros pueblos. Nos queda la memoria y la palabra

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