viernes, 24 de febrero de 2012

Las armas del pueblo

Las revueltas producidas en Valencia, donde centenares de estudiantes se han lanzado a la calle para reivindicar sus derechos, han trascendido a nivel nacional por los actos desmesurados de algún que otro policía que abusó de su autoridad. No todos los policías son así, de hecho, escucho en la radio cada mañana declaraciones de miembros de distintos cuerpos de seguridad aclarando que esos vándalos no representan al colectivo y que, evidentemente, no se sienten identificados con ellos. Ha trascendido, digo, y la masa estudiantil de toda España se ha manifestado como protesta a la salvajada producida en la capital del Turia.


Todo este revuelo me alegra encarecidamente, salvo por la violencia ocurrida, porque desde un tiempo hacia acá veía que las nuevas generaciones permanecían pasivas ante los cambios en nuestra sociedad, ante la actitud política y se estaban perdiendo los ideales, y lo que es peor, los valores.

Esta situación me trae a la memoria muchas historias y anécdotas, algunas vividas en mi época de estudiante, como la famosa LOU, pero sobre todo otras no vividas, pero sí que muy conocidas y que fueron importantísimas para el futuro de nuestro país.

La rebelión contra lo injusto debe llevarse a cabo porque los derechos que se han adquirido durante muchos años se pueden perder en menos un minuto, el tiempo que dura la aprobación de una nueva ley que los vulnere. Y si se pierden, no se recuperarán en poco tiempo, si no que harán falta otros treinta o cuarenta años, o a lo peor, nunca.

Quiero ver por las calles de nuestras ciudades, pueblos, aldeas, pedanías… a gente inconformista que proteste por lo que es inaceptable, a personas concienciadas de que nuestro futuro solo nosotros debemos decidirlo y a una masa social, la clase obrera, luchando contra todo sistema corrupto y corrompido.

Los dirigentes de este país se han pronunciado ante lo acontecido en Valencia alegando algo así como que “el que se rebele que se atenga a las consecuencias” y llaman “violentos” a los estudiantes, todo ello por una manifestación en la que piden ¡estufas para un instituto!, ya que tienen que ir con mantas a las clases y por utilizar unas armas que ellos entienden que son agresivas, los libros. Debe ser así, ya que un libro te da conocimiento, te otorga sabiduría. Y un pueblo con estas armas puede contra todo el capital y todo ese sistema conservador que solo beneficia al rico y perjudica al pobre. Y ellos lo saben, hay antecedentes no muy lejanos, por ello su idea es acabar con toda clase de cultura que pueda ser adquirida por el vulgo.

Para ello nos imponen una nueva Ley de Reforma Laboral que ataca los derechos y libertades conseguidos durante más de treinta años y ésta los va a fulminar en un instante. Abarata el despido y lo facilita, favorece el despido colectivo, beneficia a las empresas y perjudica al trabajador, abarata los sueldos… todo ello junto a las subidas de impuestos hace que este país retroceda en el tiempo y vuelva a haber una diferencia pronunciada entre clases sociales.

Además, llevan a cabo decisiones y acciones que acometen contra una sanidad pública que nos hace iguales a todos en cuanto a oportunidades de curarnos ante una misma enfermedad. Esto es un lujo que hemos conseguido en este país, algo que si me permiten, es único en el mundo, único. Ningún otro país posee tal sistema sanitario. Con sus defectos, sí, pero es preferible esperar un trimestre para operarse a coste cero prácticamente, que hacerlo ipso facto, a un precio descomunal, por el mero hecho de que la segunda opción no podría acometerla cualquiera. También arremete contra una educación pública, mejorable, muy mejorable, pero democrática, que no atenta contra las leyes constitucionales. Deberíamos fijarnos en otros modelos europeos como el finlandés, por ejemplo, pero siempre enfocándolo al ámbito público. Apuestan por una educación privatizada porque dicen que los centros de enseñanza privada son mejores, ateniéndose a datos estadísticos; les lanzo una pregunta ¿serían mejores si se prohibiera el derecho de admisión? Meta usted en un aula privada a dos chicos inmigrantes sin ningún conocimiento de la lengua castellana, a una chica con discapacidad motórica o auditiva, a un chico de un barrio marginal con severos problemas sociales y familiares, a una diversidad de alumnado extrema y añádale una ratio de 33 alumnos. Obligue a esos alumnos a venir a clase todos los días, comunique a los Asuntos Sociales los problemas de absentismo e indisciplina familiar ante este y otros problemas… Después de todo eso compare, pero no antes.

Estoy expectante ante una posible Huelga General ya que sería la demostración absoluta de que este país comienza a recobrar la conciencia política y social, aunque haya tenido que ser por motivos extremos como el desempleo, no llegar a fin de mes, perder nuestros derechos en sanidad y educación, defender nuestra integridad…

Aunque abogo por usar las únicas armas democráticas que debieran definir al espíritu de un pueblo con conciencia y cultura: las manifestaciones y protestas pacíficas, eso sí, contundentes y, a ser posible, de manera simbólica, con un buen libro entre las manos.

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