Podría escribir esto
después, si ocurre. Podría unirme al carro vencedor, si sucede. Pero no, lo
hago ahora. Jugándomela a hacer el ridículo, a que se mofen de mí, a que, si no
pasa lo que deseo, deba asentir con la cabeza si me miran con sonrisa pícara. Me
voy a arriesgar a ello.
El jueves se juega más
que un partido. No debiera ser el más decisivo del año, no creo que sea el más
importante, no. No porque nuestras aspiraciones, quizás sean otras. Pero, esto
es Sevilla, y ese "El Partido del Año", sin más apelativo.
Dicen, cuentan, ¡qué
carajo! Hemos visto lo que este equipo ha sido capaz de hacer, sobre todo en
esta competición. No son los mismos hombres, pero que no os engañen, el equipo
sí el mismo, es el Sevilla FC. Eliminatorias muy difíciles, recuerdo que en
copa del rey eliminamos al todopoderoso Barcelona de Guardiola. Fuimos el
primer equipo que fue capaz de apearlo en una eliminatoria a doble partido. Supercopa de España ganada al Real Madrid, con un 3-5 en la vuelta en el Bernabeu. Lo firmo para esta
eliminatoria. Un 0-3 (jugábamos de visitante) al Barcelona de Ronaldinho en
Supercopa de Europa. También lo firmo. Un portero, perdón, Don Andrés Palop
marcando de cabeza en el último minuto y dándonos el pase a siguiente ronda. Lo
firmo. También ganamos 3-1 a un gran Arsenal en Champions. Y muchas tardes y
noches de gloria. Aparte de las finales, una eliminatoria muy especial para el sevillismo, las semifinales de la UEFA, año 100, minuto 100, gol de Antonio Puerta que nos da el pase a la final de Eindhoven. En Sevilla solo se escuchaba aquello de “Cuentan las lenguas
antiguas…” por plazas, calles, bares, casas, parques, en todos sitios. Y no es
que lo cuenten ¡qué carajo! ¡es que lo hemos visto!
Hemos vivido noches malas
también, para olvidar. Como lo fue la noche en la bombonera de Nervión el
jueves pasado. Ahora toca la épica. Estamos en muy malas condiciones
estadísticas para ese partido, pero también nos acabamos de encontrar con una
racha que no teníamos desde hace cuatro años, cuando Don Manolo Jiménez nos
puso otra vez en lo más alto, en la final de copa del rey, la que le ganamos al
Atlético de Madrid… esa en la que eliminamos a aquel Barcelona que nos
encandiló a todos los amantes del fútbol.
Solo son sensaciones, pero recordamos
aquella época donde solíamos remontar, donde sabíamos que el gol acababa
llegando. Éramos capaces de ganar en liga al Barcelona y Madrid casi seguidos, acabando la
liga. Nos codeábamos con los más grandes. Ya digo, son solo sensaciones. No son los mismos hombres, pero es el
mismo equipo y siento que pueden hacerlo. El último partido jugado antes de "El Partido del Año", resultado de 4-1 para nosotros. Se puede. Poderse se puede.
Antes de comenzar la
eliminatoria éramos favoritos, y aunque en un derbi sevillano nunca los hay, por mucha diferencia que haya de puntos, de juego, pero nos colgamos esa vitola, y como si nos hubiésemos colgado la soga al cuello, una
loza muy pesada, a los hechos me remito, no nos pudo ir peor. Y el miedo a perder era nuestro. No
queríamos al Betis como rival, mucha presión el tener que eliminarlos. ¿y si
ocurría lo contrario?¿y si nos eliminan ellos? Ahora parece que va a ser así,
pero, inexplicablemente, el miedo cambia de bando, la presión es para ellos. Si
nos eliminan será un fracaso, no cabe duda, pero ahora los que no hablan de la
vuelta son ellos. Disfrutaron el jueves, las redes sociales reventaron de
alegría, mofa, ironía y todo lo demás… y es comprensible. Así es Sevilla y así
es su gente. Y era su noche. Pero ahora mismo hay silencio en Sevilla, miradas
de complicidad, miedo a perder después de esa ventaja. Porque ellos salvan la
temporada eliminándonos, aunque desciendan a segunda división, es lo único que,
al parecer les queda; es difícil que se salven del descenso. A nosotros nos
quedan más cosas, pero si nos eliminan, todo cuanto consigamos tendrá un sabor
agridulce.
Y es muy difícil, pero
muchos todavía tenemos ese cosquilleo en el estómago de hace no mucho tiempo,
cuando dicen, cuentan, ¡qué carajo! Cuando veíamos a nuestro Sevilla FC
bailarle a cualquier equipo europeo.
Y me arriesgo a decirlo
ahora, a que me asedien con críticas y burlas, a ser el hazmerreír al paso por
calles, plazas y bares… pero recuerdo que esos lugares se vestían de blanco y
rojo, que la ciudad se engalanaba con nuestros colores, que nuestro equipo ha
sido grande en esta competición y lo celebrábamos, que en esos lugares, en
plazas, bares, calles, en casas con amigos, he cantado el himno del Centenario
hasta quedarme ronco, hasta perder la voz. Y a lo mejor, quien sabe, el próximo
jueves a las 11:00 de la noche lo vuelvo a cantar. Este hormigueo en mi barriga
y ese erizar de mi vello que me pone la piel de gallina hacía tiempo que no lo
sentía. He cerrado los ojos, me he retrotraído en el tiempo inconscientemente y he percibido la gloria que nos hizo grandes. Y también he sentido la necesidad de revivir
aquellos momentos tan especiales y
quiero quedarme ronco otra vez.
¡Vamos mi Sevilla, vamos
campeón!
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