sábado, 19 de enero de 2013

Lance Armstrong...


"Lanza de brazo fuerte" (siempre he tenido esta absurda afición de "traducir" los nombres ingleses) siempre fue una persona ‘non grata’ para mí. Como defensor a ultranza del producto español, no podría soportar que ningún deportista extranjero superara a algún compatriota, mucho menos tratándose de Miguel Indurain, cuyas tardes de gloria me hicieron amenizar las calurosas siestas de julio allá por los años 90. Puede que la testosterona u otra hormona de igual calibre me hicieran pensar así en torno a esa pasión por el género nacional... todo eso se suavizó con el tiempo ¡menos mal! Pero Armstrong, era un enemigo al que temer y mucho más por tratarse de un yankee, ¡es que no los soporto! Eso sigue igual o peor, y razones creo que no me faltan.


Aunque debo reconocer que su historia era ideal, de película; había superado un cáncer y podría ser un referente para muchas personas, un motivo o una ilusión por intentar superarse a sí mismo y ganarle la batalla al puto cáncer. Se convirtió en mito, poco  a poco fui asimilando que superaría al gran Miguelón, pero siempre pensé que lo que había ganado en la carretera podría perderlo en los despachos. Y lo esperaba, quería que ocurriera, que se desmontara el mito, que los americanos no quedaran por encima siempre.


Quizás ahora se podría pensar que me alegro, pero no sé si es así del todo.

En mi época de estudiante leí algo sobre la Fundación Lance Armstrong y poco a poco comencé a cambiar mi forma de pensar en torno a este personaje; no cambiaba mi idea de su nacionalidad estadounidense, pero esa fundación luchaba por algo que debía estar por encima de mi odio a todo lo que oliera a Norteamérica (salvo por Canadá y México). Fui de los que llevé puesta, durante años, una pulsera amarilla de ‘livestrong’ que me regalaron y ello me enorgullecía. No me hacía mucha gracia el “Quién”, pero sí el “Por qué”.


Pero ahora resulta que la historia del mito se derrumba, que la ‘lanza de brazo fuerte’ se hace débil, se hace humano, porque errar es una característica humana, no lo olvidemos. Se había dopado y eso es ilegal, debe perder todos sus records, todas sus medallas y todas sus victorias. Es cierto que fue el más rápido en la carretera, igual que otro caso que me fastidió bastante (otra vez por tema de nacionalidad), cuando descalificaron al canadiense Ben Johnson, que batió el record del mundo en la final de 100 metros lisos en los Juegos Olímpicos de Seúl 88 y venció al estadounidense Carl Lewis, pero se hicieron trampas en ambos casos, el dopaje es trampa, y deben pagar su sanción. Lo primero, desposeerlos de sus méritos deportivos, lo siguiente…

… lo siguiente todo lo que le está pasando, pérdida de contratos, de beneficios, de sponsors, críticas de todas las instituciones habidas y por haber, aunque escribo estas líneas, para, por primera vez, defender a Lance Armstrong. ¿Es posible que pueda defenderlo en un momento así? Nadie tiene por qué darme la razón, seguramente no la lleve, pero cuando era un mito no lo aceptaba como tal, y ahora que está defenestrado tampoco creo que haya que crucificarlo de la manera que se está haciendo.

Al infringir las leyes del dopaje se pasa a ser un jugador antideportivo, llamémosle así, y se hace mucho daño al deporte porque hay muchos otros deportistas que juegan limpio y se mancilla su nombre o el nombre del deporte que practican. Una de las frases de Armstrong es que “sin doparse es imposible ganar siete tours”, aunque doparse tampoco te asegura que los puedas ganar. Se hace daño al deporte y también a sí mismo quien se dopa, es cierto. Y por supuesto, dañas a los tuyos. En el caso de Armstrong, sus hijos salen muy perjudicados por miles de razones.

Las críticas que le llegan de multitud de deportistas las acepto, vale, pero nadie está libre de nada, aunque todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Pero con otras instituciones no voy a tener el mismo rasero de medir y por ello, aquí va mi defensa hacia este personaje que tantas malas tardes de ciclismo me dio (reconocía que el tío era máquina, pero me fastidiaba).

Nike rompe el contrato que tenía con él y Lance pierde millonadas de dinero, pero ¿Devolverá Nike el dinero que ganó a su costa? Yo te respondo a eso: ¡NO! Por cierto, Nike es una de esas empresas que ejerce la explotación infantil en Asia. ¿Quién hace más daño a la humanidad, Armstrong o Nike? Y ahora van de buenos y unidos a la causa del deporte limpio ¿no? ¡Una mierda! Lo despiden porque va en contra de su política económica, no nos engañemos, si siguiera generando dinero, dudo mucho que lo hubieran despedido. Es como el caso de Rodrigo Rato, en Telefónica saben que es un corrupto, pero entienden que puede darle muchos beneficios y lo contratan. No hay más. 

                             

Por otro lado, ¿cuántas vidas ha salvado la Fundación Lance Armstrong? ¿Cuántas vidas se ha cargado Armstrong por doparse? Hagamos balance y pensemos un poco. Estoy de acuerdo en desposeerlo de todos los logros y méritos deportivos, que pague sanciones económicas y deportivas, incluso, si la ley así lo determina, que vaya a la cárcel, pero la imagen que daba Armstrong a la fundación la hizo grande y fuerte para así poder afrontar tantos y tantos gastos en investigación, tantas y tantas subvenciones o donaciones de otras empresas que, seguramente, veían en la relación de sus nombre con el de Armstrong un filón de billetes o un reflotamiento.

Y otro aspecto a defender es que él ha tenido la valentía para confesar su delito. Pocos son los que lo hacen y muchos son los que infringen leyes. Hoy día, en todo el mundo se cometen atrocidades mucho mayores que un caso de dopaje, por muy grande que sea el caso, como es el de Lance Armstrong, uno de los deportistas más grandes de la historia hasta que se ha sabido esto. Robos de políticos, desahucios de bancos, sistemas capitalistas que otorgan el poder a unos pocos y dejan que mueran de inanición a millones de personas, maltratos a animales, tala de selvas enteras y explotaciones de terrenos en beneficio de unos pocos… todo ello pasa ante nuestros ojos a diario, nadie confiesa sus infracciones, incluso hay abogados que defienden lo indefendible y jueces que dictaminan sentencias de lo más injustas.


Lance pide otra oportunidad, igual que en las leyes jurídicas se contempla la reinserción después de haber cumplido las sanciones impuestas. Él ya tiene sobre sí la carga de poder mirar a los suyos a la cara, pero ha sido capaz de confesar, de pedir perdón a los trabajadores de la fundación que promovió él y de la que ha sido despedido y de decir a su hijo mayor que no lo defienda más, que solo dijera que su padre está arrepentido. Su hijo le he habló con estas palabras: “Te quiero, eres mi padre y esto no cambiará por ningún motivo”. Yo hubiera hecho lo mismo.

No defiendo sus actos antideportivos y puede que vea merecidas las críticas que va a tener que soportar toda su vida, pero veo excesivo cebarse con él cuando hay cosas más importantes contra las que luchar porque no creo que sea el más malo de la película… Bueno, puede que sí lo sea, pero de la película que algunos productores de Hollywood preparan sobre su vida. Otro negocio redondo con en el que, cuando salga a la luz, volveremos a acordarnos del exciclista para criticar sus hechos, pero no de los que se lucran a costa suya.


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